viernes, 8 de julio de 2016

¡Estoy mas nervioso que una gelatina encima de un subwoofer! Voy a participar en un libro con el siguiente relato:

Mirar por última vez atrás.
 
Cuatro paredes, no, en realidad son seis contando con el techo y el suelo. Una luz enfermiza amarillo verdosa y parpadeante me pone nervioso, no me deja pensar con claridad. Ya me sé todos los detalles de este ascensor, cada arañazo, cada pintarrajo, cada botón, cada rendija. Ahora mismo estoy de pie, ya estaba harto de estar sentado. Es desquiciante, insoportable. ¿Por qué estoy así? He tomado una decisión y no me voy a echar atrás. Mi corazón late desbocado. Tengo que calmarme, tengo que respirar, tengo que bajar las pulsaciones. Rebusco en mi mente las mierdas esas del yoga o el taichí, algo que sirva para relajarme. Ya está. Me siento en el suelo, con las piernas cruzadas en plan Buda. Cierro los ojos. Respiro lento y profundo varias veces, cada vez más despacio, cada vez más despacio… mis pulsaciones van bajando, me imagino algo inocuo, algo cotidiano, algo que me distraiga. Delante de mí, en el suelo, aparece un libro, un grueso diccionario que mi mente ha sacado de viejos recuerdos, de viejas épocas cuando era niño y mi vida era más fácil. Lo abro al azar. La primera palabra en la que fijo la vista es 'asfixia', la suspensión o dificultad en la respiración, la sensación de agobio producida por… No, esto no me ayuda, dejo de leer, mis pulsaciones se están acelerando otra vez. No quiero mirar más palabras... Tengo que pensar en otra cosa. No puedo evitar que mi mente divague y acordarme del porqué estoy aquí. He decidido abandonar este mundo. No puedo estar en él más tiempo. Ya no tengo familia. Mi abuela, la que ha sido mi madre desde que tengo memoria murió hace poco. Tampoco tengo amigos, al menos ya no. Eso pensaba, pero es algo que se aprende a base de palos con el tiempo. Poco a poco los he ido perdiendo, algunos de forma brusca, a traición, sin esperarlo. Otros lentamente, como esos recuerdos que poco a poco se van haciendo borrosos y se difuminan hasta desaparecer.
 ¿Qué hago aquí, de qué sirvo, quién se acuerda de mí? Decididamente no encajo, no tengo cabida en este mundo, es hora de dejarlo por la puerta grande. Miro los números del ascensor. Ya queda menos para llegar a la terraza. 
Si hay algo que echaré de menos son mis libros, no me los puedo llevar. También echaré de menos el calentarme al sol los domingos por la mañana, con una taza de té, un buen libro y la relajante música clásica de Ólafur Arnalds.
Bueno, ya queda menos, el ascensor ya casi ha llegado arriba. Entré en él con miedo, vacilante, pero ahora tengo una sensación rara, una sensación inesperada. Es alegría, ahora lo comprendo. Por fin lo he asumido. Dejaré este mundo y no me arrepiento. ¿Lo echaré de menos? Compruebo con satisfacción que ya no me importa. Sonrío.
El ascensor se ha parado. Sus puertas se abren invitándome a salir. Fuera la brillante luz del sol me ciega como el flash de una cámara. Salgo a la terraza y camino de forma vacilante, saboreando cada momento, cada último segundo que pasaré en este mundo. Llego hasta el final de la terraza, respiro hondo y miro hacia arriba. Ahí está, reluciente, gigantesca y esperándome. La 'Titán', la nave que me llevará a mi nuevo hogar, al nuevo mundo habitable descubierto por la humanidad. Subo por la rampa que lleva a su interior y al llegar a la puerta de entrada miro por última vez atrás. Adiós planeta Tierra, una nueva vida me espera.

lunes, 16 de febrero de 2015

Microrrelato: "¿El menos importante de la familia?

Mi madre decía “...tiene demasiada barba.”, mi padre: “No me gusta la ropa que lleva hoy”, y así continuamente. Ya estaba harto. Tanto mis padres como mis hermanos hablaban y decidían por mí como si yo existiera. Se que lo hacían por mi bien, que me querían, pero ya no lo soportaba más. Así que un día que estaban todos reunidos a mi alrededor interrumpí su conversación y dije: “Haré lo que me de la gana”. Todos me miraron asombrados y se pusieron a llorar. Mi madre dándome besos acertó a decir: “¡Hijo mío, por fin has salido del coma!”.

 

Sergiodammerung, Febrero de 2015.

 

Sin título

jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Cuál fue el libro que os convirtió en aficionados a la literatura fantástica (ciencia ficción, fantasía, terror…)?

Satelites

Curioso. ¿Cual es es vuestro?. En una web que visito con asiduidad han preguntado ¿Cuál fue el libro que os convirtió en aficionados a la literatura fantástica (ciencia ficción, fantasía, terror…)?. La gente está contestado esto:
- La máquina del tiempo, de H.G.Wells.
- Fundación, de Asimov.
- La esfinge de los hielos, de Julio Verne.
- Las aventuras de Lucky Starr, de Asimov.
- Crónicas de la Dragonlance, de Hickman y Weiss.
- La Historia Interminable de Michael Ende.
- Estación de Tránsito de Clifford D. Simak.
- En un lugar llamado tierra, de Jordi Sierra i Fabra.
- El Hobbit, de Tolkien.
- El día de los Trífidos, de John Wyndham.
- Viaje Alucinante, de Asimov.
- Laberinto de Muerte de Philip K. Dick.
- El nombre del Viento, de Patrick Rothfuss.
- Carrie, de Stephen King.
- El silbador del viento, de William Nicholson.
- El doctor de las estrellas, de Murray Leinster.
- Drácula, de Bram Stoker.
- Momo, de Michael Ende.
- El señor del tiempo, de Louise Cooper.
- Mort, de Terry Pratchett.
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martes, 24 de septiembre de 2013

Escribir

Hoja en blanco

Escribir por escribir, el caso es empezar, que si no nunca me pongo. Pero ¿que escribo?. Es el terror de la hoja en blanco, alguna vez lo he leído por ahí. La verdad es que no tengo ni idea...¿por donde empiezo, que digo, que quiero contar?. Hummmmm, no se, por ejemplo, voy a empezar contando que ¡yo que se!, ¡si es que no se me ocurre nada!, vaya escritor de pacotilla frustrado que soy. Lo primero que tiene que tener un escritor son ideas, luego palabras, y cuanto menos pomposas mejor, eso es lo que decía Asimov, mi ídolo de la ciencia ficción. Así que bueno, aquí estoy merodeando, remoloneando en estas líneas hasta que se me ocurra algo. ¿Cuantas palabras llevo?. Pues llevo exactamente ciento veintiocho. ¿No te lo crees?. Pues cuéntalas tú, aunque cuando las cuentes, hasta aquí serán ciento cuarenta y seis. Mira, mejor lo dejo hasta que se me ocurra algo. No quiero hacerte perder el tiempo, ni a ti ni a mí...

miércoles, 9 de enero de 2013

¡No estamos solos!

Según un estudio del Smithsonian basado en los descubrimientos del telescopio Kepler, 1 de cada 6 estrellas tiene planetas como la tierra. Eso significa que hay unos 1.700.000.000.000.000.000 (uno coma siete TRILLONES) de planetas en donde potencialmente ha surgido vida. Eso nos dice dos cosas: NO estamos solos y NO somos el ojito derecho de Dios (sería muy egocéntrico por nuestra parte pensarlo ¿no?). Ahora vais y lo cascais...